El viernes tuve clase con un alumno estupendo. Su madre viene a clase y lo apoya y anima un montón para que practique, con lo que el chico toca en casa prácticamente todos los días. Además le encanta el violín, siempre viene a clase de buen humor y con ganas de aprender. Me encanta cuando después de una hora pregunta: «¿Ya se ha acabado la clase?»
¿Por qué os quiero hablar hoy de él? porque a pesar de todo lo anterior no avanza todo lo rápido que podría hacerlo. ¿El problema? la pérdida de tiempo en casa.
Nuestras clases siempre se desarrollan de la misma manera, le desafino el violín para practicar la afinación de su instrumento, tocamos la tarea que llevaba para casa, arreglamos los posibles desperfectos, valoramos si cambiamos o continuamos con la misma una semana más con los mismos ejercicios y/o canciones, le explico (llegado el caso) el trabajo nuevo y tocamos un rato las «canciones no tradicionales» que le apetezcan.
El problemas está, claro, cuando vemos lo practicado en casa y arreglamos lo que no es correcto. Os recuerdo que de la clase anterior lleva apuntado qué tiene que practicar, cómo, que digitados y arcos hacer. Comienza a tocar y como es un niño que practica mucho se sabe las notas a la perfección pero los arcos y digitados no siempre son los correctos y la afinación no siempre es la adecuada. Cuando termina de tocar (siempre permito que los alumnos toquen la pieza entera antes de empezar a trabajarla), empezamos otra vez por trozos para ir arreglando, entonces la cara le cambia, se le ve mucho más concentrado, es capaz de hacer bien los arcos y de parar y corregir la afinación de las notas que no han sido correctas. Falla cosas, claro, porque no las sabe bien, pero tiene la capacidad de irse dando cuenta, de parar y repetir correctamente. Entonces yo me pregunto, y le pregunto a él, ¿por qué no practicas con la misma atención en casa?
Está claro que no es lo mismo estar en casa que estar en clase, que en clase sabes que estás siendo evaluado y la atención es diferente porque hay alguien externo exigiéndotela. Pero es necesario que la misma atención que en clase se da se dé también en casa. Y esta atención también se educa. Al principio quizá solo se sea capaz de aguantar una atención absoluta los cinco primeros minutos, bueno, no pasa nada, se da una vuelta por la casa y se continua practicando, ¿otros cinco minutos? Pues perfecto. Poco a poco este tiempo que se puede mantener la atención irá siendo cada vez más largo, pero, desde luego, es preferible estudiar de cinco minutos en cinco minutos que tocar media hora sin aprovechar el tiempo.
Chicos, recordad que el tiempo que estáis practicando no estáis jugando, ¡no lo desperdiciéis!
Escríbeme a micorcheachiquitita@gmail.com o en el formulario de contacto.
Eso mismo les digo yo a muchos, es preferible tocar dos veces pero concentrados, que 100 si fijarse en lo q tocas..
¿Verdad?, Lo peor es cuando en clase son capaces de experimentar que en un momento pueden arreglar muchas cosas si están concentrados, pero luego en casa no lo ponen en practica.