Me encantan las clases cuando los alumnos me hacen caso y de una semana a otra hay un cambio enorme en su madera de tocar. No pasa siempre, pero ya en la entrada Cuando un niño te hace caso os conté una experiencia parecida a la que os voy a contar hoy.
Os voy a hablar de una de esas clases con el añadido de que la chica en particular y yo llevábamos varios meses sin encontrarnos en una clase. Total, que llega, saca la viola, afinamos y comenzamos haciendo una escala, era de dos octavas y en tercera posición, ¡ya estamos hablando de una escala de las «difíciles»!. La afinación era correcta y, aunque había algún problemilla con la distribución del arco, no estuvo nada mal. La sorpresa vino al tocar el arpegio.Os cuento, yo soy una maniática con lo de formar bien la mano, no levantar los dedos cuando se está tocando y utilizar las referencias que los dedos me brindan para colocar correctamente el siguiente. Tocar así me ha ayudado a tener una buena afinación y a eliminar tensiones en la mano izquierda debido a un movimiento excesivo de los dedos. ¿Por qué soy tan maniática? Pues porque yo tocaba haciendo todo lo contrario, levantando todos los dedos mucho, sin pensar en que unos dedos pueden ayudar a los otros. Después de mucho esfuerzo y con ayuda de mi profesor conseguí arreglar ese problema. Así que después de experimentar las dos maneras de tocar puedo afirmar que no levantar los dedos ni descolocar la mano es mucho mejor para la afinación y para tocar pasajes rápidos. Yo solucioné este problema cuando pasaba los 20 años, después de toda la vida estudiando, y espero que mis alumnos no tengan que pasar por ese proceso, arreglar los vicios es más fácil cuando estás aprendiendo. Sí, soy una pesada con este asunto y no, casi ningún alumno me hace caso.
Volvamos al caso que os quería explicar, esta chica y yo llevamos trabajando juntas tres años ya y desde el principio le he insistido en este asunto. Yo sé que cambiar algo en la forma de tocar es muy difícil, pero también ella sabe que no me ha hecho mucho caso hasta ahora. Hasta la famosa primera clase con ese famoso arpegio en el que todos los dedos estaban en su sitio, no levantaba un dedo hasta tener el otro colocado, había pensado en la apertura de sus dedos en las terceras mayores y menores del arpegio. ¿Resultado? El arpegio, ese ejercicio técnico que suele atragantarse, estaba afinado. Y no solo eso. Ha descubierto que todos los arpegios de ese libro se construyen igual, y que aunque invirtió mucho tiempo y esfuerzo en aprender correctamente ese arpegio en concreto, el estudio de los próximos va a ser mucho más rápido. ¡¡Estoy deseando saber si me va a seguir haciendo caso!!
¿Vosotros tenéis estos problemas? ¿O profes pesados como yo?
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