La orquesta en los primeros años

Los conservatorios y escuelas de música o academias ofertan este tipo de práctica. Ya sea orquesta o música de cámara, los alumnos mayores del centro deben asistir de manera obligatoria, ajustándose al proyecto educativo del centro y a la ley. Para los alumnos más jóvenes esta práctica no suele estar a su alcance o, si lo está, es de manera voluntaria, con lo que eso puede suponer (falta de implicación de padres, profesores y alumnos, malos horarios, pocos recursos…). Hoy me gustaría hablar de la importancia de este tipo de prácticas en los niños más pequeños.

El aprendizaje del instrumento es muy solitario, los niños están solos en clase, o a lo sumo con un par de compañeros, y en casa practicarán solos. Tener un espacio semanal para compartir su experiencia musical con otros compañeros de edad y características similares puede ayudarles en su crecimiento como músicos y a la hora de encontrar una motivación para continuar con sus estudios. Si comparten este espacio con alumnos de cursos superiores se esforzaran para llegar a ser como ellos más rápidamente. Además, tocar en grupo les ayudará a asimilar mejor los conocimientos que están adquiriendo tanto en su clase de instrumento como en la de lenguaje musical, tendrán que leer con soltura y con el ritmo exacto para no perderse del grupo, así como aprender a continuar hacia adelante aunque haya habido un error, para continuar todos juntos. A los alumnos con los que he trabajado en música de cámara y orquesta siempre les pongo el mismo ejemplo: el grupo de cámara, o la orquesta, es un instrumento gigante que tocamos entre todos, nadie lo hace bien sobre los compañeros o mal por debajo de ellos, todos colaboramos para que este «instrumento» funcione.

Dependiendo de los alumnos de los que dispongamos en esta clase, de su diferencia de niveles y de los recursos que el centro nos ofrezca trabajaremos con dos tipos de grupos. Grupos homogéneos en edad, curso e instrumento y grupos heterogéneos en los que encontraremos niños de todas las edades, varios cursos y diferentes instrumentos. Lo ideal sería poder combinar ambas ya que las dos tienen ventajas, aunque esto normalmente no es posible.

En un grupo instrumental homogéneo los niños practicarán al unísono (esto significa que todos tocan lo mismo) las canciones que están tocando en sus clases de instrumento y las que ya conocen. La ventaja de esta agrupación es que sin darse cuenta y mientras juegan con sus compañeros están repitiendo constantemente las canciones y así asimilando los contenidos que en ellas habían. Se han trabajado en clase pero se repasan constantemente con los compañeros. Además es una buena herramienta para trabajar la memoria y para que los niños se ayuden unos a otros explicándose sus dificultades en cada canción y como lo solucionarlas. Sin embargo, salvo que se cuente con un pianista acompañante o el profesor pueda tocar con ellos no escucharán otra melodía salvo la que ellos tocan. No sentirán la necesidad de aprender a escuchar melodías diferentes a las que adaptarse.

En un grupo heterogéneo las ventajas e inconvenientes son al contrario. El niño estará más abandonado a la hora de tocar su papel: habrá solo tres o cuatro compañeros tocando su misma melodía ya que el resto tocará otras melodías. Esta situación le obligará a estar más atento a lo que ocurre a su alrededor, lo cual es bueno. El profesor, además, deberá adaptar los papeles de forma casi individual a las características de cada alumno para que puedan tocar cómodamente. A cambio, las obras deberán ser diferentes a las que toca en clase para poder adaptarlas al grupo, con lo que el repaso constante que conseguíamos en el otro tipo de formación se pierde.

Así que ya sabéis, si vuestros hijos tienen la oportunidad de formar parte de uno de los dos grupos no dudéis en llevarlos.

Para cualquier duda sobre este tema u otros nos vemos en los comentarios, en micorcheachiquitita@gmail.com o en el formulario de contacto.

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