¡¡Por fin, por fin, por fin ayer empezó el curso!! No sé si todo el mundo estará tan entusiasmado como yo, pero yo estoy feliz. Me encanta volver a ver a los alumnos después de todo el verano, me encanta conocer a los alumnos nuevos y me encanta tener todo un curso por delante para aprender.
La parte que más me gusta de la primera clase con los alumnos de años anteriores son las confesiones y las mentirijillas que algunos intentan colarme. Seamos honestos, el verano es para ir a la playa y para jugar. Es fantástico y muy recomendable dedicar tiempo también al instrumento y siempre aconsejo a mis chicos que hagan algún curso para que no pierdan el contacto completamente durante los dos largos meses de vacaciones. La dura realidad, sin embargo, es que la mayoría guardó el violín o la viola en junio y los sacarán ahora (espero que al menos antes de venir a clase, para asegurarse de que todo está en su sitio).
Y, ¿qué vamos a hacer? Desde luego enfados el primer día de clase no. Un poco de calentamiento, unos ejercicios de golpes de arco y unas escalas nos mostrarán en qué punto estamos después del verano y así programaremos la clase y la práctica de la semana siguiente.
Si un alumno ha practicado lo normal es que se haya mantenido y simplemente haya que seguir avanzando en la misma línea del curso anterior. Cuando un alumno no ha practicado se pueden dar dos casos, que esté peor que en la última clase (no recuerde las notas, o haya empezado a torcer el arco, o a desafinar) o que esté mejor, porque se le han olvidado ciertos vicios que venía arrastrando el curso anterior.
Ayer esto último fue lo que me encontré en clase. Después de confesar que ha estados dos mesezacos (y medio) de vacaciones comenzamos a hacer unos ejercicios de ritmo para hacer la primera toma de contacto del año. Y bueno, sigue torciendo el arco pero su mano derecha, que antes estaba completamente bloqueada, ahora está mucho más relajada. Espero de ella que siga mis consejos y la semana que viene además de continuar con la mano relajada pase el arco más recto.
¿Qué más sorpresas me encontraré esta tarde? Estoy deseando que llegue la hora de irme a trabajar.
¿Es también vuestra primera semana de clase? ¡¡Contadme qué tal!!
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