¡Este tema da para una guerra entera!
Personalmente, yo he tocado con almohadilla durante todos mis años de carrera, después la quité, y ahora he vuelto a ella. Por lo que he experimentado las ventajas y desventajas de una técnica y de la otra. Aún así no podría afirmar qué es mejor. No descarto que en un tiempo mi camino como violista me lleve a quitármela de nuevo.
En cualquier caso el tema que aquí nos ocupa es «Niños con almohadilla o niños sin almohadilla».
Tengo alumnos con almohadilla y alumnos sin ella. La ventaja que la almohadilla aporta es la colocación del instrumento, que es mucho menos intuitiva, diremos que al almohadilla «ancla» el instrumento al cuerpo del niño, por lo que será más sencillo para él mantenerlo en el hombro sin que se desplace.
Por otro lado, cuando hablamos de niños muy pequeños (de tamaño) una almohadilla en su versión más pequeña puede ser demasiado grande para él. El grosor del violín más la almohadilla debe ser el mismo que la longitud del cuello del niño, de manera que su cuello pueda estar recto. Si su cabeza de dobla hacia el violín será síntoma de una almohadilla demasiado baja y si, por el contrario, se dobla para su lado derecho significará que la almohadilla está demasiado alta.
¿Cómo solucionar este problema? ¡Muy fácilmente!
Será cuestión de ajustar las patas de la almohadilla para ponerla a la altura necesaria para evitar tensiones en el cuello del niño (como he dicho antes, cuello recto). Si bajando al mínimo la almohadilla sigue quedando demasiado alta no podrá utilizarla. Para estos casos yo aconsejo a los padres que compren una esponja de ducha, que podremos cortar a la altura que el niño necesite. Sí es necesario que el alumno tenga algo entre su hombro y el violín o la viola, ya sea almohadilla o esponja para evitar que se escurra.
Si tenéis alguna pregunta sobre esta u otras cuestiones, no dudéis en escribirme a micorcheachiquitita@gmail.com en el formulario de contacto.