Muchas veces mis alumnos llegan a clase con la excusa «no he podido practicar porque tenía muchísimos deberes» o «no me sé la canción porque el fin de semana me fui a un cumple». Esta vez, y sin que sirva de precedente, sí cuela.
Hoy en día los niños llevan muchísima carga, no solo de actividades extraescolares, sino también de trabajo que en el colegio les proponen para casa. Esto deja a la práctica del instrumento relegada a un segundo o tercer plano (con suerte). Y es que, además, se nos olvida que son niños, y que tienen que jugar todos los días, no solo los fines de semana.
¿Cómo conseguir entonces que nuestros alumnos o nuestros hijos practiquen a diario? Lo primero es organizar un horario, en el que quepan sus horas de clases, su tiempo de hacer deberes, su tiempo de juego y su tiempo de práctica. Con este horario intentaremos ser lo más honestos posible ya que se trata de hacer de él una herramienta de ayuda, no una obligación imposible de cumplir. Si los chicos son partícipes de la configuración de este horario además se sentirán con la responsabilidad de cumplirlo. Podría tener esta pinta, por ejemplo:
No debemos obligarles a que practiquen el instrumento, tocar debería ser algo que les gusta y que les pone contentos, no un motivo de enfado. Sin embargo hay algunas fórmulas que podemos aplicar para conseguir que toquen. «¿Tocas para mí lo que has aprendido esta semana?» o «Me gustaría escucharte tocar» suelen funcionar de maravilla. Si vais a clase con el chico podéis retarlo a conseguir el objetivo que tiene para esa semana.
Aquí os expliqué como practicar para avanzar rápidamente y aquí como organizar las sesiones de practica para que funcionen. No dejemos nunca de recordar que el tiempo que están tocando no están jugando. ¡Así que hay que aprovecharlo al máximo!
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