El mantenimiento del instrumento

Un amigo mío se compró un violín hace un tiempo. Hoy cenando me ha hecho todas las preguntas que llevaba coleccionando desde entonces. Por suerte han sido cosas sobre las que no había escrito aún y me ha dado la idea para la entrada de hoy.

Sobre el instrumento, sí, hay que limpiarlo. Sí, todos los días. Yo utilizo una bayeta de microfibra, de las que tienen el pelo finito y sirven para quitar el polvo a los muebles. El arco suelta resina que se queda adherida a las cuerdas y a la caja. Con el simple gesto de quitar con el trapo este polvillo diariamente nos aseguraremos de tener el instrumento limpio, de lo contrario se convierte en una película blanquecina y pegajosa que la verdad es que da imagen de desaseo.

Cada cierto tiempo podemos hacer una limpieza más en profundidad. La caja se limpia con productos especializados que podéis comprar en tiendas de música. Nada de productos para muebles de madera, ya que pueden estropear el barniz. Las cuerdas y el batedor (la pieza grande negra) se pueden limpiar con un algodón empapado en alcohol, con muchísimo cuidado para que el alcohol no caiga en la madera porque sí estropea el barniz. Antes de la limpieza con alcohol yo coloco un trapo protegiendo la madera y el puente. El interior del instrumento se puede limpiar con granos de arroz. Se echa un puñadito dentro y se mueven con suavidad. Cuando los vayamos sacando saldrán arrastrando todo el polvo que se haya podido acumular dentro. ¡Os sorprenderán las pelusas que salen! Paciencia para sacarlos todos.

Sobre el arco, sí, también hay que limpiarlo. Sí, también todos los días. Por la misma razón. La resina se queda pegada a la vara pero con pasarle un trapo queda limpia. Con el mismo trapo de limpiar la viola o el violín rodearemos la vara con cuidado de no tocar las cerdas y la limpiaremos. Para las cerdas no he encontrado nada que las limpie y las deje bien. Probé con alcohol y las cerdas nunca volvieron a ser las mismas, con agua y jabón (que alguien me recomendó) y las cerdas se convirtieron en algo pastoso que no quiero volver a tener cerca. En arcos muy baratos no hay remedio, cuando las cerdas se estropean hay que comprar otro. En arcos más caros las cerdas se cambian en el luthier. La solución es mantenerlas lo más aseadas posibles para alargar este proceso o para que, al menos, no haya que cambiarlas por que estén sucias, sino porque estén gastadas del uso. Para eso, no se tocan nunca con los dedos. La resina es pegajosa, por lo que cualquier mínima suciedad que tengamos en los dedos se queda pegada. Como resultado tendremos cerdas manchadas de negro que no se agarran bien al violín o la viola.

No es necesario ponerle resina todos los días. Las nubes de polvo que salen de algunos arcos cuando está tocando el niño solo es síntoma de que es demasiada. Le pondremos cuando sentimos que el arco resbala en las cuerdas, cada dos o tres días, o como mucho una pasada diaria. Dependerá, claro, de la resina que utilicemos y del tiempo que pasemos tocando.

Y sí, el arco se tensa para tocar y se destensa siempre que terminamos. Esto se hace girando el tornillo que está al final de la vara. En sentido de las agujas del reloj tensamos y en sentido contrario destensamos. Tensaremos el arco lo suficiente como para tocar sin que la vara toque las cuerdas pero no lo bastante como para que la vara pierda su curva cóncava. Y cuidado con esto, que yo he visto arcos partirse por niños entusiasmados con su tornillo.

¿Alguna duda más? Nos vemos en micorcheachiquitita@gmail.com o en el formulario de contacto.

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