Estudiar a deshoras

A veces los horarios y las obligaciones nos hacen encontrarnos a las 11 de la noche sin haber sacado la viola o el violín del estuche en todo el día. Evidentemente un niño a las 11 tiene que llevar un rato durmiendo, pero los que somos más mayores sí podemos sacar aún un ratito para practicar.

Si queremos mantener una buena relación con los vecinos no debemos ponernos a tocar a esas horas sin más, pero hay algunos trucos que podemos seguir para no molestar en absoluto.

La primera opción es estudiar la partitura sin el instrumento, podemos aprovechar ese rato para leer las notas y asegurar el ritmo, buscar los pasajes que tienen pinta de ser más difíciles, hacer un plan de estudio y escuchar varias versiones de la obra para hacernos una idea en detalle de la pieza que tenemos que tocar.

Si estamos en un momento en el que sentarnos a mirar la partitura ya no nos ayuda, podremos tocar utilizando sordinas. No es lo ideal, ya que no podremos trabajar el sonido que buscamos para cada pasaje y el sonido del instrumento se resiente un poco si abusamos de esto, pero para una emergencia nos puede valer. Hay sordinas que apagan muy poco el sonido, son las sordina de concierto.

Y luego hay otras sordinas mucho más grandes y aparatosas que lo apagan muchísimo, son las sordinas de estudio.

Un sistema casero que imita una sordina de estudio es colocar unas pinzas de las de tender a ambos lados del puente, de manera que frenaran su vibración y el sonido.

Aunque personalmente, a esas horas lo que quiero es… ¡Irme a dormir!

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